Lo mejor de tener hambre es poder saciarnos después con alimentos sabrosos y exquisitos. Por supuesto esta teoría no tendría ningún sentido en lugares como Etiopía.
Las plantas también tienen hambre de jugosos nutrientes y minerales con que mantenerse vivas. No hace mucho tiempo los únicos abonos que se añadían a la tierra eran orgánicos, digamos que, todo volvía a su lugar de origen. Recuerdo cómo mi padre, y su padre y seguramente también el padre de este aprovechaban los excrementos de las gallinas (gallinaza), de los conejos y por supuesto de las vacas y otros rumiantes para abonar sus campos. El resultado; los frutos del suelo eran espectaculares en cuanto a sabor, tamaño, olor y texturas.
Las cosas hoy han cambiado, todo se sintetiza y se envasa en un recipiente de plástico, en fin son otros tiempos.
En este tema de nutrientes, debemos partir de la premisa de que en una situación normal, las plantas se procuran ellas mismas el alimento y lo buscan tenazmente aunque para ello sus afiladas raíces deban extenderse o profundizar muchos metros, pero si se trata de unas macetas en la terraza o el patio de nuestras casas, la cosa cambia, porque en este caso siempre dependerán de nosotros para el alimento y el agua.
Vamos a continuación a desarrollar una breve explicación sobre los abonos más conocidos. Los agruparemos en dos tipos: Foliar y Radicular. El primero es el que pulverizamos sobre las hojas y el segundo el que añadimos a la tierra para que lo absorban sus raíces.
Abono Foliar.
Este tipo de fertilizantes líquidos nunca deben aplicarse a pleno sol para evitar que la planta se queme o en días de lluvia, porque las hojas se lavarían y perdería su efectividad. La pulverización debe realizarse con un gramaje de gotas muy finas. Cuanto más pequeñas sean las gotas, más superficie cubriremos, esto último se haría evitando el viento, porque no debemos olvidar que estamos tratando con productos químicos y la parte del cuerpo que más absorbe los patógenos externos son la piel y las mucosas.
Uno de los fertilizantes líquidos más difundidos son los comercializados por Massó Analitical.
Una vez que las hojas reciben el fertilizante pulverizado lo metabolizan rápidamente a través de los millones de ínfimos filamentos y ramificaciones que lo conducen por toda la superficie vegetal hasta los tallos y finalmente las raíces.
Por lo general las aplicaciones se realizan desde marzo hasta finales de septiembre en plazos de 15 o 20 días, este tipo de abonado no sustituye ni reemplaza al abono radicular, solo lo complementa. Es muy útil consultar las guías de tratamiento antes de las aplicaciones o descargarlas de internet.
La composición llamada universal consiste en la liberación de microelementos de hierro, potasio, fósforo, cobre, manganeso y otros holigoelementos.
Si lo que deseamos es que la planta reverdezca, el componente principal del fertilizante debe ser el hierro y si por lo contrario el efecto deseado es la intensidad de color en las flores, entonces debemos adquirir uno con un mayor índice de potasio.
Es muy importante seguir las instrucciones en cuanto a la posología, que casi siempre es un tapón por cada 5 litros de agua. Si no fuera así, el propio producto se vendería con un vaso dosificador y una tabla de equivalencias en centilitros. Si abusamos de las cantidades, el efecto puede ser muy contraproducente. También es muy conveniente limpiar todo lo que se pulverice fuera de la planta y que después nos lavemos las manos con agua abundante.
Abono radicular orgánico.
Este otro tipo de abono se obtiene a partir de las defecaciones de aves marinas como las gaviotas y los albatros que durante años se han ido depositando sobre las rocas y arrecifes de diferentes acantilados en las costas de Sudamérica y Sudáfrica. Uno de los principales proveedores de este tipo de abono es Perú. Se trata de un producto muy intenso que debe tratarse con prudencia y nunca exceder las cantidades recomendadas.
La materia orgánica se descompone convirtiéndose en una especie de tierra liviana. En primer lugar los hongos actúan en la fermentación seguidos de las bacterias en un medio bien oxigenado. El compost es un recurso ecológico que ofrece muchas ventajas en la eliminación de materia vegetal; residuos de frutas y verduras, limpieza forestal y jardinería. Cada vez se agudiza más la conciencia ecológica de diferentes municipios que adquieren plantas de compostaje para reciclar mucha materia desechable que después tiene una notable utilidad mezclada con tierras de diferente composición. No es difícil preparar uno en un lugar reservado y discreto de nuestro jardín y hay muchas páginas web que explican como hacerlo.
El humus proviene de la descomposición de la materia vegetal de los suelos, pensemos por ejemplo en las hojas, las cáscaras de los frutos y las cortezas de los árboles que caen constantemente produciendo un acolchado que poco a poco se sedimenta sobre el suelo. Hace muchos años, en Inglaterra copiaron este procedimiento natural para desarrollar la técnica del mulching. Además de una protección contra las heladas, el mulching produce humus que libera los nutrientes orgánicos necesarios para las plantas. Bajo esta mullida cama de hojas, los insectos más beneficiosos para la tierra (como las lombices), se mantienen activos perforando un sinfín de galerías y pasos subterráneos que son aprovechados en tiempo de lluvias para conducir los minerales hasta las capas más profundas.
Este último prácticamente se utiliza solo como tratamientos nitrogenados de tierras o como complemento en las resiembras. Se trata de las defecaciones de rumiantes mezcladas con arenas lavadas de rio y alguna materia vegetal y serrines. Se le conoce comúnmente como Recebo. Los rumiantes, como las vacas se alimentan de toda clase de hierbas y gramíneas, durante su digestión, esas semillas permanecen intactas y después son expulsadas como estiércol. Cuando efectuamos una resiembra o nueva plantación, es conveniente tapar la semilla con un mantillo orgánico de aproximadamente un centímetro de espesor. Este procedimiento evita muchas veces que los pájaros y las hormigas se lleven las semillas, pero el mantillo procede del estiércol, y este también transporta otras muchas semillas no deseadas. En poco tiempo podemos encontrarnos con un césped que intenta sobrevivir entre lechugas y cardos y que nos obligará a efectuar la eliminación manual de malas hierbas y aplicaciones de herbicidas selectivos (solo mata plantas de hoja ancha sin amenazar el césped).
Abono radicular químico.
Los abonos químicos se presentan en la mayoría de los casos como gránulos o polvos. Los gránulos suelen ser de liberación lenta. Algunos de los más conocidos son el NITROPHOSKA®, NOVATEC® -ambos de COMPO®- unas bolitas azules y el SEQUESTRENE®, un quelato de hierro que cuando se disuelve en agua adquiere el color enrojecido del vino. Ambos son de liberación lenta.
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