sábado, 6 de febrero de 2010

EL FACTOR HUMANO






EL FACTOR HUMANO

El Factor Humano de las Plantas

Hemos crecido en el mismo suelo. La composición química y biológica de nuestro cuerpo cuenta con los mismos elementos, pero ellas no son humanos y…, a veces nosotros tampoco lo somos.

Siempre hemos comprendido lo mucho que las necesitábamos, de hecho ellas estaban antes, Génesis 1:12 12 Y la tierra empezó a producir hierba, vegetación que da semilla según su género y árboles que llevan fruto, cuya semilla está en él según su género. Entonces Dios vio que [era] bueno. . .”

El motivo era preparar un lugar agradable donde pudieran recibirnos, se diría que nos acogieron y permitieron que nos adentráramos en su apasionante mundo de colores, formas y fragancias.

Desde entonces hemos necesitado sentir la naturaleza que las plantas, en su inmensa variedad desprenden. Nos enseñaron a compartir y a dar sin esperar nada a cambio.

Ternura, paciencia, tenacidad, bondad…, las cualidades humanas que las plantas nos transmiten, muchas veces nos superan. Su lenguaje no eleva la voz y sin embargo lo pueden decir todo.

John Carlin, publicó “El factor humano” en enero de 2009, libro en el que se basa la película INVICTUS dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon.




INVICTUS cuenta muchas cosas. Detrás de algunas de las frases más sencillas, se pueden percibir lecciones morales, reglas áureas y lemas de referencia.

Quisiera destacar al menos una de esas frases:

Morgan Freeman –interpretando a Nelson Mandela- se dirige al hombre negro que es el responsable de su seguridad. En un intento de apaciguar sus ánimos después de haber integrado a cuatro hombres blancos como los nuevos miembros de su escolta le menciona mirándole cálidamente a los ojos: “El perdón libera el alma”

¿Cuánto perdón podía sentir un hombre encarcelado durante casi 28 años debido a sus ideas políticas y de conciencia por sus carceleros?

Factor humano

Siempre pensé en el Factor Humano como el origen de nuestras flaquezas. Cuando hay un accidente de avión en que decenas de personas pierden la vida, algunos dicen que fue debido al factor humano –un error del piloto-.

El mismo factor que puede hacernos daño es hoy más necesario que nunca, es el único que puede aproximarnos a pesar de ser tan diferentes.

Invictus fue la poesía de William Ernest Henley que mantuvo viva la esperanza en Nelson Mandela durante su cautiverio.

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.


En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me econtrará, sin miedo.


No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

En el Epílogo, al final del libro que relata la hazaña histórica en la que una nación vence sus miedos, supera sus prejuicios y se abrazan –blancos y negros-; lo cual sucede en 1995 durante la final de la Copa del Mundo de Rugby se puede leer lo siguiente:

“Cuando pregunté a Tutu cuál era el valor más perdurable de aquel día, replicó: -es fácil. Un amigo de Nueva York me dio la respuesta cuando me dijo: “¿Sabes qué? Lo mejor de todo lo bueno que ha ocurrido es que puede volver a ocurrir”.



Muchas gracias a John Carlin por autografiarme la portada del libro y dedicármelo con el maravilloso deseo de que esta historia me inspire y me deje una buena huella.

¿Sabes una cosa, John?.., ya lo ha hecho.

Pero no solamente el libro, sino también por ti, por tu amabilidad y aproximación, ha sido un inolvidable placer haberte saludado esta tarde.


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