Tesoros diminutos
Máquinas de supervivencia, los huevos de insecto resisten y se desarrollan dondequiera que sus progenitores los depositen.
Vivimos engañados. Pensamos que la Tierra es nuestra, pero en realidad es de ellos. No hemos hecho más que empezar a contar sus especies. Constantemente aparecen formas nuevas en parís, londres, nueva york o en el jardín de casa, con sólo levantar una rama del suelo. No hay dos iguales. Parecen extraterrestres a nuestro lado, pero en realidad los raros somos nosotros, pues ellos son la forma de vida más común.
Mientras diversos monstruos vertebrados han surgido y se han extinguido, los insectos no han dejado de aparearse, poner huevos y, así, poblar cada pantano, árbol y trozo de suelo. Hablamos de la era de los dinosaurios o de la era de los ma míferos, pero desde que el primer animal salió del mar a la tierra, todas las eras han sido también la era de los insectos. Son la sal de la Tierra.
NATIONAL GEOGRAPHIC septiembre de 2010
Por Rob Dunn
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