Visitar un bosque tropical sin salir de la ciudad puede parecer algo poco natural, pero para sorpresa de muchos, las instalaciones de CosmoCaixa, antiguo Museo de la Ciencia no solo te ayudan a formarte una idea de las características vegetales de una gran selva inundada, sino que constituye una atractiva y didáctica forma de pasar una buena tarde con toda tu familia durante el fin de semana.
Biodiversidad cerca de casa.
El grueso cristal que separa la sala de espera a escasos metros de la selva es capaz de soportar el gran peso del agua de un lago verdoso y transparente.
Desde donde estamos sentados podemos ver las raíces de los árboles y los peces que se deslizan en su mundo sumergido de plantas y suelos acuosos formado por liquen y piedras.
En su derredor docenas de narices pegadas al cristal acompañadas de multitud de ojos infantiles devoradores de imágenes que no son del televisor persiguen con avidez cualquier movimiento.
De pronto una lluvia tropical obliga a unas exóticas aves a sobrevolar la selva hasta una repisa que protege la salida de emergencia haciendo las delicias de grandes y pequeños.
Antes de su inauguración, en noviembre de 2004, un nutrido equipo del nuevo museo se adentró en el corazón del Amazonas, en una región inhóspita de Pará, en Brasil.
Durante semanas lo fotografiaron todo como chinos sonrientes e hicieron un inventario exacto del bosque y plantillas o moldes con los que reproducir desde la hierba hasta los nudosos y retorcidos Ceibas.
El resultado, 1000m2 de bosque tropical que poder visitar como un auténtico explorador o antropólogo de ciudad con su folleto con croquis explicativo y un vale descuento para el MacDonald´s. pero bello de todas modos, donde el agua y los peces son auténticos y tu imaginación permanece intacta.
Este es un pequeño ejemplo de uno de los ecosistemas más ricos en Biodiversidad, con su fuerza primigenia y a la vez con la misma fragilidad de una florecilla en el asfalto.
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