Cuando cortamos el tronco de una palmera en sección podemos comprobar que su interior no está formado por un tronco leñoso,. sino por miles de filamentos como largos spaguetti que bombean el agua hasta sus puntiagudas y palmeadas hojas.
Esta composición fibrosa le confiere una elasticidad asombrosa. En ciertas latitudes donde son frecuentes las tormentas tropicales, la palmera es capaz de inclinarse hasta el suelo para poco después recuperar su estado natural.
Donde el fuerte viento arranca todo tipo de árboles, incluso de profundas raíces, las palmeras consiguen sobrevivir gracias a su elasticidad.
Es posible que todos nosotros necesitemos la fibra que nos mantenga elásticos durante las fuertes tormentas de la vida.
Ser rígidos, no ceder nunca en asuntos triviales o de opinión o mostrarnos egocéntricos no podrá ayudarnos.
La palmera bombea cada día cientos de litros de agua que recorren una considerable distancia hasta las últimas puntas de sus hojas.
Este comportamiento entraña una importante lección para nosotros, nuestra supervivencia nos va a dar mucho trabajo, pero en la mayoría de las ocasiones lo único que se exigirá de nosotros es que seamos flexibles, que donde sea posible nos mostremos tolerantes.
Es más importante tener el amor y el cariño de los tuyos que tener razón. No necesitamos obtener el primer premio en el concurso de yo tengo razón, pero sí necesitaremos muchas veces inclinarnos -condescendientemente- para después recomponernos.-
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